Cuando
llegue mañana,
me encontrará tirado en el portal de la esperanza,
con las manos vacías
y la resaca de una noche aciaga.
Cuando llegue mañana,
me encontrará envuelto en mis orines,
apestando al sudor del sufrimiento
que emanan las heridas.
Cuando llegue mañana,
la niebla seguirá ocultando el cielo
y un frio tenebroso,
desgarrará las pieles de mi alma.
Me arrastraré en silencio
y tomaré el camino hacia el infierno
vomitando recuerdos,
vaciando el crisol de mi pasado
de luces y de sueños.