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Se
me apagan los ojos,
la esperanza se bate en retirada,
las luces agonizan,
el estómago sacude las migajas
de la última acampada.
Resuena la corneta
en el patio de armas de la vida,
el toque de retreta
precede a la balada del silencio
aullando en las literas.
Mañana.. no hay mañana,
es el compás de un hoy sin alborada,
una eterna tercera imaginaria,
una diana perpetua y aulladora
que nos flagela el alma.
Pero esta madrugada,
desertaré sin manta y sin soldada
y tiraré hacia el monte
como cabra liberta de pesebre,
de patria y de bandera.
Retozaré en la hierba
que brota en los confines de la vida
sin toques de corneta,
sin el látigo cruel de los sargentos
hoyando mis espaldas,
bañándome en las aguas cristalinas
de tus lunas de plata.
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