MITAD
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RESEÑA REALIZADA POR:
MARGA
MAYORDOMO |
No es este
libro “ Mitad”
de Julieta Valero, un texto donde se tenga que vadear en la
hojarasca para intentar un comentario. Muy a la inversa, hay
carnalidad y una poderosa lengua donde agarrarse. Ciertamente
no es un camino amable; requiere de atención de esfuerzo
sostenido para adentrarse en el bosque y no perderse. A veces
encuentras rocas, bifurcaciones, hay que dar algún
rodeo, recomenzar la lectura, pero la recompensa está
a la vuelta mostrando una forma diferente de ver el mundo,
incluso hay palabras ignotas, que se van inventando. Y, no
obstante, entre las veladuras de la lengua intuimos el daño,
la violencia del cuerpo.
El libro a primera vista semeja una gran yuxtaposición
de piezas poéticas engarzadas por el hilo de la perdida,
donde lo experiencial se va conformando en un afrontamiento
de la ausencia, para después hacer recuento y finalmente
vascular hacia la aceptación, no exenta de rebeldía.
[No somos
de lo que queda somos / de lo perdido. / Haberlo entendido
antes ]
[Todo este niágara de violencia, de / soledad por
recorrer.]
[Vamos a necesitar mucha agua. / Queremos ir.]
[Asumo entonces que el seísmo / de mi golpe en la
mesa solo / puede esperar verdades / como posos; ese daño,
(…)]
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Esta poesía es una escritura sin aderezos
(no los necesita), alejada de la claridad comunicativa de la
emocionalidad y de lo beatíficamente positivo. Es un
lenguaje a la intemperie, sin concesiones al establishment.
El verso, con frecuencia en primera persona, es ágil
y amétrico, con distorsión de la sintaxis, encabalgamientos
abruptos, palabras elididas, finales no conclusivos, etc., que
nos enfrentan a situaciones enigmáticas, paradójicas,
ambivalentes, de puertas abiertas, en definitiva: [cada
uno de nosotros una comicidad]
[Qué me aterra tanto / de qué lado del pecho
/ queda el afuera]
[Se firma el ras de la hija. / Sin mano, en entrega neta,
/ y aun así.]
[esta frase la escribe otra / pero es mi mano. Se tiemblan.]
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Su tono es ácido, reflexivo, y
escéptico, pero también hay calidez y lirismo
en muchos de los poemas; en especial cuando afloran las palabras
fetiche, que apantallan grandes significantes como: hija,
casa, amor, pan, familia levadura, olor a niño.
[sale decir
A-Amor, se tartamudea / acantiladamente porque nace imposible
/ o no es.]
[Quiere tener siete años y a la mesa / familiar,
tras la carne, amontonar migas, ]
[El entusiasmo de la niña es- el mantel del mundo
una y otra vez-vuelto a tender. (…)]
[Alguien la encuentra, frota el moho, / me pronuncia: no
soy / una lengua muerta.]
[Tajmajálico, soberbio de sí /en el concepto
y la piel./ Un amor coloquial con los astros.]
Con todo eso, este poemario se consolida como una obra
original y arriesgada, donde un lenguaje indócil
y poco asequible es capaz, sin embargo, de sumergirnos en
la idea de ausencia, de fractura, de dolorimiento de la
vida.
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Página
realizada por la escritora y poeta Marga Mayordomo para el
poemario de la poeta Julieta Valero, Mitad. |
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