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 Hojas 
                    de azahar triturado, 
                    fieras de efluvios desatadas 
                    flotan en corros de naranjos 
                    en vapor sumergidas de aire y alba 
                    entre finas melodías de gotas y agua; 
                     entre llantos sedados de paloma, 
                      entre enjambres líricos de neblina 
                      balbucea el olor la serenata 
                      de fragancia a tierra mojada. 
                     Mimética esfinge encallada, 
                      revuelo de cromosomas, 
                      nido cercado de espasmos 
                      que resucitan la vida sedada 
                      si esta se para a la sombra 
                      de la tristeza más sola. 
                     Veneno desalentado 
                      del beso que muerde el alma 
                      que atragantado esputa en pedazos 
                      un corazón encharcado 
                      que en turbia sangre se mece 
                      a la espera de la muerte. 
                     Cítrico espumarajo de dolor 
                      que a la falda de tus leños 
                      siembra el poeta fanales 
                      que aluzan noches marchitas, 
                      que enorgullecen tu flor, 
                      que enraízan tu carisma. 
                    
                     
                  De 
                    “Simples discurrires. La caja desempolvada”, 
                    Editorial Cultivalibros, Madrid, 2.009  |