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                  Ufana 
                    lengua de alfileres 
                    lame al viento punzando su abanico 
                    de palos de aire, 
                    de heridas sin fractura. 
                     Alfombra de semillas 
                      de genética rebozada (y germinará) 
                      encrestando 
                      la cima de la cima. 
                     Directrices al abismo 
                      de un eco que se columpia esquivo 
                      de voces que le dicen 
                      lo que tiene que decir. 
                     Faro en sabulosos páramos 
                      con ojos escarchados que orientan 
                      al poeta, trovador a lomos 
                      del unicornio de Silvio. 
                     Ínsulas mullidas 
                      de angosta sequedad insatisfecha 
                      que enjuagan abucheando al ego 
                      de cerebros decaídos. 
                     Traquetea la libélula 
                      entre aros incipientes de humo, 
                      entre cometas infames 
                      de libertad prisioneras. 
                     Descansa la paz junto al barco 
                      en el espacio infinito 
                      del interior 
                      de una botella vacía. 
                     
                    
                     
                  De 
                    “Simples discurrires. La caja desempolvada”, 
                    Editorial Cultivalibros, Madrid, 2.009  |