Te regalo el destello
de los sueños,
cada vez que las nubes los opaquen,
una risa que se escuche hasta en el cielo
y un manto de rocío que nos embriague.
Te regalo el convertirme en pequeña
para ir guardadita entre tus manos,
unas flores que germinen en mi cuello
y tu boca lentamente las arranque.
Te regalo la llave de mi cuerpo,
que me habites sin pensar en el mañana,
que se cumplan los deseos en mi lecho
esos locos que te invaden las entrañas. |