Pedro Sánchez besó solícito la mano
de Joe Biden.
Tanto, que le sorbió sin querer el anillo en la boca.
Biden le palmeó la espalda hasta recuperar el anillo.
Sánchez le desplegó una larga alfombra roja
mullida.
Biden resbaló toda la alfombra como si fuera patinaje.
Se estampó en la pared del fondo de la Casa Blanca.
En cuanto agarró a Sánchez, le pateó
el trasero.
Sánchez le invitó a tirar unas canastas de
baloncesto.
En el patio, Biden lo intentó y se quedó con
el lumbago.
¡Le pusieron paralizado en la Estatua de la Libertad!