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                    Detrás de esas puertas 
                    el amor fortifica hasta sus miedos de los filos silenciosos 
                    de la adrenalina...! cómo una revelación, 
                    ... La perfección de nuestros gestos 
                    es un bello animal sin vida 
                    qué maullando se revuelca en su aislado mundo. 
                    El deseo perfecto es una muralla 
                    cuyos perros nunca ladran, 
                    allí nada se parece a tu tristeza. 
                    Más acá, sobre las sábanas, 
                    bajo este cielo raso que nos duele... 
                    El verdadero deseo posee de antemano 
                    su paz, su desorden, sus ladridos, 
                    y espera paciente los trámites inútiles. 
                    Es el amor fogoso que se queda lamiendo 
                    su sueño de cobijas, 
                    Convertido, desde el corazón al suelo, 
                    en los cimientos de su propia casa clandestina. 
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