Musa
Mía
Vuela, ave primorosa.
Te doy libertad
para que vueles muy alto.
Busca
otros cielos,
y
otros árboles para
hacer tus nidos.
Ya no me sirves, musa mia;
ya
no te sirvo.
Mi
tronco se ha secado,
y
mis ramas están quebradas.
Te
recordaré siempre, querida amiga.
En mis noches de insomnio;
de
dia, de tarde.
También cuando la aurora
se viste con sus mejores trajes.
Cuando
el Sol se va;
inclinando su frente en el horizonte.
Cuando la Luna
con su corte de estrellas
va
iluminando misteriosamente
los arcanos.
En las brisas otoñales, que van
deshojando, y desnudando el paisaje.
En
el jardin de las primaveras
con sus gotas de rocio.
Hasta en las lluvias torrenciales;
cuando Dios abre
el arca de sus fuentes.
Cuando camine por la arena
de las playas, y contemple las olas
del mar juguetear constante.
En el rigor del invierno,
cuando sople caprichosamente sus nieves,
y congele mi corazón;
no
volveré a tener
el
calor de tu compañía abrigar mi alma.
Es preciso que marches; te digo hoy.
Puebla la tierra con muchos nidos;
asi como hiciste conmigo un dia.
El mundo está vacio;
necesita
de ti.
Y
quizás después de todo, regreses a mi.
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