Para estar contigo
me sobran las distancias,
incluso la luz es innecesaria
para intuirte
con una sonrisa o una lágrima.
A veces anochece en pleno día
o se ilumina la madrugada
recordándote. Basta.
Basta mi voluntad para descubrirte,
para hacerme el encontradizo
y ofrecerte mi hombro
para que descargues tu mochila
y hacerla de espuma liviana
y hasta de globos de colores
y risas que se elevan hasta ocultarse
por encima de las nubes.
Sabes que vives acunada en mi memoria,
que me asocié contigo
por la espada de una misma estocada,
pero ni tú ni yo vamos a rendirnos nunca.
No lo olvides. Ayer es el agua
que llevó la acequia,
mañana la que circulará,
si es que llueve.
¡Vivamos hoy!
Dame la mano, bailemos
este son que nos ha tocado en suerte
y gocemos el presente
como pasaje para el crucero
en el que nos aventuraremos mañana.