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poema de Francisco Espada Villarrubia

LA INGRAVIDEZ




Para alguien que como
yo lleva plantillas ortopédicas,
y la marcha hace tiempo
que dejó de ser atlética,
la ingravidez es el foco de atención,
el milagro incomprensible
y la evanescencia
después de un deboulés
que sube a los cielos como algodones
o plumón de ave cuasi gaseoso.

Su cuerpo es de porcelana,
pero flexible como un junco;
sus piernas bien fornidas
guardan celosamente el secreto
de muchas horas de duro trabajo
con las que lograr tal elasticidad.

Pirouette, soutenu, piqué,
para rematar
con la fuerza de la pierna contraria
en un fouetté que sublima la contorsión
en humareda que asciende ingrávida,
como exenta, salvo de volumen.
No me canso de mirar y admirar
el ángulo obtuso de piernas y brazos,
la flexibilidad sobre natura
de todos sus miembros
y la elegante armonía y dulzura
de quien trabaja duro sin mostrar esfuerzo.

 

Poemas y textos seleccionados por el poeta © Francisco Espada Villarrubia, para su publicación en la revista mis Repoelas:



La ingravidez


Espejo del agua


Así es ella



 


Página publicada por: José Antonio Hervás Contreras