No niega que sueña
en la mar salada,
y de tanto estirar el cuello
en dirección a Sanlúcar,
una rama osada, casi circense,
se estremece en el espejo del agua
cuando ve su figura rendida de amor
y por amor mojada.
¡Oh, verticalidad horizontalizada!
¡Oh, verde sobre azul
en gris plomo estañada!
¡Oh, osada rama en pasarela transformada,
movida por la urgencia
y en su osadía atrapada!
Así también, trabada su pasión
detrás del objetivo,
cazando cada instante,
cada luz, cada motivo.
Y todo ello apoyado en un Pilar,
pero de tal modo fornido
-al tiempo que exclusivo-
que es todo un Ferrari detrás del objetivo.