La torpeza de movimientos en gris compañía
de palabras trabadas.
Arrojan mis memorias al vertiginoso tumulto
los tímidos, entre los desterrados por los listos,
los audaces, dueños de si.
Lejos de sí.
¿Qué hago aquí flotante en nube-humo?
Entre yemas de dedos amarillos, entre manos
atracadoras de cigarros de oficina.
Olfateo alientos putrefactos, custodiados por
colmillo filosos y ennegrecidos por los años,
expertos en café.
¿Qué hago en esta reunión de convocados
a redimir el torcido mundo?
De mordeduras lobunas acabados.
Gente bien, cosmopolitas de sus labores,
de multifacéticas expresiones.
Sonrientes muñecos de escritorio.
Quizá con sorda pusilanimidad acalló frases
vergonzosas, irrespetuosas, molestas.
Fuera de lugar.
Exonero pupilas en el ventanal, horizonte mío.
Ojos al mar, mar codicioso de retraídos.
Apiádate y devórame.
Cárgame tu mar adentro.
Redime una vez más aunque sea por breves
instantes de esta hastío estrangulador de ser
Fuera de lugar.
Sentado en un lugar.
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