Por la eternidad alimentarás la tierra
con lechoso umbral en los senos.
En plena luz falleces.
En plena luz de canto.
Te han robado el futuro, los días
venideros.
Con el arrullo que no fue himno.
Con tristes pupilas de nieve.
El retoño floreció en tus brazos
convertidos en hielo, brotes de
leche en piedra.
Sueña mitad serpiente
que tu niño bebió teopatli,
en plena luz de llanto.
El dolor prologado en tu hombre
gritó al desaparecer tu cuerpo.
Escondiendo de la rapiña, los dedos y
tus brazos para no ser desmembrados.
Duerme tranquila Cihuateteo,
porque tu ser en llama inserta arde
en el vástago por Cuatlicue arropado.
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