Adelanta mis deseos en la
oscuridad como ayer
cuando me arropaste con sueños paradisiacos.
Deja tu silueta velar mi lecho, aún con los malestares
en tus brazos taladrados.
Permite compartir el tálamo-desvelo donde crecen
mis pensamientos con tus valerosas palabras.
No me lastiman tus heridas laceradas, me conmueve la
soledad en la que tus manos trémulas, mitigan el dolor.
Piel de cañón perforada por la aguja noctámbula.
No me dejes dormir cuando esté a tu lado.
No te alejes cuando el dolor te reduzca a una punza de
nocturno desvarío.
Consiente la proximidad de mi ser a tu destino nebuloso.
Apresa mis esperanzas con nerviosos dedos, olorosos a
remedio que preñan mis sentires y rozan mis caderas.
Fiebre amorosa vence la calentura de la dolencia de una
maldición no merecida.
Necesito de ti lo esencial, es exceso inconsciente
retenerte a mi vida por una eternidad.
Prenderte a mi cuerpo como un reo encadenado
a la lobreguez.
Procúrame amor aunque sea lontananza.
Entrégame tu esencia y te la devolveré alborozada
al amanecer.
Prometo no recluirte en mi voracidad entrañable,
ni ahogarte en mi mar de tiempo.
Danzaré libre en tu libertad, radiante con tu
alegría y aceptaré las condiciones del
padecimiento que arrebata la cercanía de tu
enferma sombra. |