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Sobran en estos tiempos por
Ítaca cadenas.
Me voy,
Cantarán los cronistas mis historias.
Cantarán mi feroz regreso a casa,
la cicatriz reseca relamida
por el último aliento del fiel Argos.
Cantarán que veinte años no son nada.
Yo, ya vuelvo a buscar otras Calypsos,
rubias hijas de dioses, que me esperan
riendo en grutas, surtidas de ternura,
junto a la arena roja de esa playa.
Me embaucaré con otras Nausicaas,
con los nuevos hechizos de otras Circe,
las palabras que siempre me entusiasman
de una joven sirena allí en las rocas.
Trataré de evitar ciclopes ciegos,
lotófagos artistas que te embaucan,
compañeros de viaje desertores
por la ira de Neptuno y sus amigos.
Y buscaré otros pueblos con mi remo
de pino sobre el hombro, si descubro
el lugar donde vives podré contarte
los caprichos del mar,
sus vientos, sus cuidados, su mortaja.
Ya me voy.
¡Feacios esperadme que ya vuelvo!
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