Muchas veces vendí mi alma sin darme cuenta,
en impulsos vacíos o arranques pretenciosos.
Muchas veces el ego ignoró peligrosos
vericuetos, que abría mi actitud turbulenta.
Mas no pienses por ello que de ti estoy sedienta,
fueron pasos sin rumbo o deslices nerviosos
o bravatas desnudas o rencores furiosos;
fue, tal vez, vena loca de mi humana tormenta.
Reconozco mis fallos, te la vendí, es bien cierto,
pero ahora sabiendo que anhelas pleitesía
y que pagas en vacuas burbujas de color.
Te grito cara a cara: ¡Te has puesto al descubierto!
ya nunca será tuya Además, ¿Mi alma
es mía
o solo es una chispa de otro mundo mejor?...