Andamos preguntando sobre el paso del tiempo
o sobre si perduraremos,
cosas del estilo de quién nos recordará
en noches como esta
en la que es imposible definir el color
de las luces de las farolas
apoyadas contra las hojas caídas de los árboles.
El otoño tiene algo de misterioso,
algo semejante al final de una autopista
aun sabiendo que las autopistas
siempre han sido más parecidas a un laberinto
que a una escalera.
Y ahora miramos esa luz imposible de definir
envolviendo algunas cosas,
cosas de las que disponemos para componer un paisaje
que ha estado ahí durante muchísimos años
y en el que nunca antes habíamos reparado,
tan preocupados por las preguntas y las respuestas.