Oigo toser a alguien en el piso de al lado,
eso es el latido del edificio
en una mañana fría y despejada
donde nadie se hace preguntas
y el cielo es una noria que no deja de girar,
los niños mirando y susurrando.
Ahora la luz del sol cae por los árboles enfermos
y solo yo recuerdo esa otra luz
que emiten las ventanas en la noche,
desobedeciendo a la oscuridad
que pasa como un hombre solitario
sin saber hacia dónde se dirige tan tarde.