Cabello negro, vestido rojo, copa de brandy en la mano.
Su mirada atrapa la mía y ya no puedo escapar, aunque
tampoco quiero. Todo está en silencio, la muchedumbre
se vuelve aire y ni me roza cuando me acerco a ella. Ya estamos
uno frente al otro. El tiempo se ha parado. Mueve su mano
y mi corazón palpita; la levanta sobre su cabeza. |
Su mirada esquiva mi cráneo. Saluda. De repente vuelve
el ruido, alguien choca contra mi, ella se va y yo ya no soy
nada. Estar allí no tiene sentido. En mi alma el cruel
puñal de la indiferencia. ¡Despreciable multitud!
¡Merecida decadencia! ¡Son ovejas danzando en
un redil de luces y cristal!… pero de pronto…
cabello rubio, vestido azul, cubata de vodka-limón
en la mano…
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