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CUENTOS Y RELATOS

 

LA PIEDAD DE LAS COSAS

A Virginia y Ana, in memoriam
Las cosas sienten piedad de sus dueños desaparecidos. Pareciera que el aire que las cobija y la luz que las ilumina no existieran para trasgredir o mantener el orden humano sino para hacerlos revivir.
Yo he visto cómo un traje de fiesta seguía iluminando el corazón del cuarto abandonado para que la mujer que yace bajo toneladas de olvido ponga en él con sigilo su cuerpo transparente.
Yo he visto la complicidad de las lámparas con quien las moldeó y abrazó para crear un orbe de luz que aún en los sueños se mantiene.

Yo he visto aves sobrevolando la tierra que sepulta el corazón de una madre y las palabras de amor que un día, en el pliegue del tiempo, alguien sostuvo contra los infortunios.
Por eso, ¿qué tiene esta casa abandonada que no tenga la mía, con ese secreto de puertas abiertas para que desayunemos la luz, qué hace ese violín con las notas a la deriva, qué ese papel escrito a medias donde esa mujer pergeñó con dolor las más bellas metáforas?
Si hubiéramos sido capaces de reconocer en sus cosas a nuestros muertos, jamás habríamos echado los pestillos para siempre ni permitido que el taxidermista congelara sus voces.
Porque ahora, mientras recogemos los restos de la ruina, sólo nos consuela la labor de los objetos que ellos amaron: tiernamente, como quien aún, después de tanto tiempo, añora a sus desaparecidos y a sus muertos, van cubriendo los restos del desamparo con un delicado velo de polvo,

con un delicado velo  de polvo
foto tomada de la barcaza de caronte

y así las huellas de sus dueños siguen acostadas, dormidas e indemnes, a la espera, como si nunca hubieran sido abandonadas por otros sueños, quién sabe si constantes o tan breves.

Selección de poemas de Yolanda Izard Anaya:
Cuando despiertas ~ : ~ Que te salpica
Resiliencia
Selección de relatos y micrerrelatos :
La piedad de las cosas ~ : ~ Microrrelatos
La desertora


Página publicada por: José Antonio Hervás Contreras