SIN QUERERLO, ella me ha dado la
luz del regreso.
No hay laberinto más insondable que el cuerpo de
este muñeco en que me he convertido. Por estos ojos
pasaron muchos incendios y pocas mujeres. ¿Vendrán
de nuevo cuando los cierre al dormir? Decenas de colores
y olores. De la pantalla en blanco y negro viene la mar
electrónica, su queja quebrantada. Yo, que escribí
el oficio de vivir, he ardido con todos del crepúsculo
del cielo. Acaso de mi garganta abierta no salga más
que ausencias, alas fantasmales tocadas por las sombras
de las mujeres que he sido. Qué medusa química
no me ha estremecido la piel, el ojo ante el arte, la muerte
que se cita con uno en la cadencia oscura del pasillo del
hotel. Acaso no es la noche la que ata todo a los párpados
del día y acalla las efigies, las diosas de piedra
que pastan en mis libros. La noche ata los espejos invadidos
por cuerpos de sentirte en mi piel, encerrado en la habitación
503, hay un espejo negro que (no) engaña
(De "Suicidas,
homicidas y otras personas normales", 2014)
3Cesare Pavese nació en
1908 y falleció en Turín en 1950. Fue un gran
poeta y novelista italiano. Durante toda su vida, Pavese tratará
de vencer la soledad interior que veía como una condena
y una vocación. El desengaño amoroso que sufre
tras la ruptura de su relación sentimental con la actriz
norteamericana
Constance Dowling y su malestar
existencial lo llevan al suicidio el 26 agosto de 1950 en
una habitación de hotel donde dejo escrito: "Uno
no se mata por el amor de una mujer. Uno se mata porque [...]
cualquier amor nos desvela nuestra desnudez, nuestra miseria,
nuestro desamparo, la nada". Fuente parcial: El cultural.