¡Con las alas cortas, con las alas quebradas! 
                    
Así me siento por no poder volar en libertad.
                    Esos mis ojos, libres y visionarios, transitan
                    anochecidos en la oscuridad infinita del:
                    luego será.
                    ¿Es qué te verán otra vez?
                    Mis mágicos ojos, quién lo diría.
                    Hoy replegados están a la paciencia o
                    más bien, son esclavos de la impaciencia.
                    ¡Grave sentencia, la que propongo!
                    Una sentencia restrictiva, para mí, que
                     no tengo limites en mi despegar…
                    ¡Señor! Es que vuelo dormida y vuelo
                    también despierta…
                    Esto, para seguir volando en un horizonte
                    que no tiene principio y menos final.
                    Mi corazón se sale de mi pecho en pos de
                     la libertad anhelada y que presumo mía.
                    Es que ya no puedo ni volar, ya no puedo
                    ver a la distancia los que eran mis dominios.
                    Algo que yo solía hacer y a lo que estoy muy
                    Acostumbrada, hoy me,limita.
                    ¿Volveré a volar libre como el viento?
                    Es difícil para mí detenerme en pleno vuelo.
                    Es como estar presa en una red y sin salida.
                    Ya lo sé, mi cárcel es la impaciencia, ese 
                      mal,
                     ese fantasma que me tortura y me mata..
                    Ahora, me veo sumida en la tristeza por mí
                    incapacidad y a tiempos desesperada, por
                    los gritos silentes, que explotan en las comisuras
                    de mi alma inquieta, siempre prístina e ilusionada
                    en el color de las flores, las montañas y el mismo
                    cielo que se refleja en tus ojos.
                    ¡Como quisiera ir a buscarte, mi cenit, mi todo,
                     pero estoy aquí, reducida a la espera!
                    Sólo yo… lo sé…es tortuoso para 
                      mi conjugar
                    y unificar el verbo esperar, cuando no puedo
                    aún verte, ni un momento nada más...
                    Es así que, sumidos en el divorcio estamos
                     ese verbo y yo.
                    ¡Siempre me ha atormentado la impaciencia!
                    Hoy más que nunca la fatiga y la tristeza
                    me persigue al saberme corta de tiempo vital.
                    Te miro en mi alma, te dibujo en mi mente y 
                    con ello, intento disipar la imposibilidad real
                     de verte tal cual.
                    Que alegría tan grande haberte grabado en mí
                    esencia y haberte visto con mis coloridos ojos.
                    Ellos, ahora, no te pueden tocar, pero ya te vieron.
                    Plasmado estás en mis pupilas y así con mis 
                      ojos
                    cerrados, te diviso claramente y hasta puedo tocarte.
                    ¡ Es que tu amada imagen está tan presa en 
                      mis entrañas
                    que con ojos o sin ellos, siempre te veré allí, 
                      frente a mí,
                    dentro de mí, amor.
                    ¡ Y, todo, porque mis ojos un día te vieron!