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                ¡Ay, si tú 
                  me quisieras tanto como yo te quiero a ti! 
                  Perfumaría los senderos por los dos transitados y 
                  los pájaros con su alegre trinar llenarían de 
                  música 
                  nuestros amaneceres y en el atardecer, el sol en su 
                  benevolencia, se ocultaría para que en la oscuridad 
                  brillará la luz de nuestro amor y todo fuera una fiesta. 
                  Si me amaras como yo te amo, no habría más tristeza 
                  en mi corazón y tu alma de niño herido, sería 
                  libre en 
                  mis protectores brazos, porque llenaría de caricias y 
                  besos tu frágil cuerpo, para que nunca jamás sintiera 
                   
                  el frío inclemente del abandono y la apagada soledad. 
                  Si me desearas como yo te he deseado y aún, te deseo, 
                  nada impediría que corriera mil leguas en pos tus ojos, 
                  de tus miradas, de tus mimos, de tus dulces y amorosas 
                  palabras y caería rendida a tus plantas gozosa de la 
                  gran 
                  ilusión y devoción conque he sostenido mi pasión 
                  por ti. 
                  Si tú me anhelaras como las plantas ansían el 
                  rocío que da 
                  vida a sus hojas y a sus flores, mi corazón sería 
                  el rosal 
                  más hermoso que nadie jamás habrá de ver 
                  en la tierra… 
                  Todas las aromas más divinas se darían cita en 
                  mi cuerpo 
                  y perfumarían esta nívea piel, para el goce de 
                  tus labios… 
                  ¡Todo ello, si tan solo me quisiera, como yo te quiero! 
                  
                  
                  
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