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He
deseado acariciar tus hilos plateados con mis labios…
Besar cada uno de tus cabellos,
murmurarte al oído mis locuras,
Besar tus labios y tus ojos con ternura.
¡Así son mis anhelos de ti!
He deseado rozar con mis dedos
esa piel que enerva mis sentidos,
para sentir en mis entrañas el calor
agobiante de tu cuerpo.
Siempre he querido juntar nuestros
labios en besos eternos y delirantes.
Quisiera sucumbir a tus encantos por
la infinitud de esos besos.
He deseado desnudar tu cuerpo
pausadamente, vertiendo sobre
tu inerme humanidad mil pétalos
perfumados arrancados al rosal
de mi corazón enamorado…
He deseado conducirte al Paraíso
del placer más fulgurante para
que los dioses te prodiguen
bendiciones celestiales mientras tu
te aposentas en las estancias de
mi cuerpo que ya es tuyo sin reserva.
Allí, en ese templo sagrado de mi alma,
podrás saciar las ansias de ser amado
cómo nadie ha logrado amarte…
Lleno de alborozo verás el nacimiento
de una Luna nueva que te traerá a la
vida que tanto te has negado a recibir.
¡Que de seguro será la vida eterna!
He deseado que el amor resurja en ti
como un manantial sin tiempo y con
derroche en el placer.
¡Son tantos los deseos de ti!
¡ He deseado amarte,
y que vengas a quedarte!
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