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                Tras los cortinajes 
                  de mis densos miedos me cobijo. 
                  Me escondo de ti, no quiero pensarte, pero todo 
                  me traiciona y te apareces allí, en cada reflexión. 
                  Eres tú y nada puedo hacer, pues me sorprendes y 
                  me asaltan los recuerdos, de forma recurrente… 
                  ¡Te he besado en mi mente, mil y una vez! 
                  Nada puedo, ni quiero, hacer para evitarlo. 
                  Eres el oxígeno que me reanima y me permite 
                  ataviar la vida, mi aquietada estancia, lejos de ti . 
                  Siento un pertinaz extrañamiento de mi Ser, 
                  que no me deja pensarte en sosiego y con amor. 
                  ¡Son temores que me acosan, por todos lados! 
                  Te confieso que he amado, soy devota del amor. 
                  He disfrutado de los besos más delicados y sutiles. 
                  En mis labios, he saboreado las mieles de otros 
                  besos, en total concesión de mi cuerpo y mi sentir. 
                  Para ti quiero una entrega de excelsa y mutua pasión. 
                  ¡Me he extasiado soñando con el dulzor de tu boca! 
                  Sé, estoy consciente, de los peligros que me acechan… 
                  Contigo nada es igual, te haces el camino en un corcel 
                  abanderado de distancias y estaciones nocturnales. 
                  Mientras mi humanidad yerta, sabe los rumbos y los 
                  senderos que ha de tomar para llegar o volver a ti. 
                  ¡No sé si vas o vienes, sólo sé, 
                  que yo estoy aquí! 
                   
                  
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